«Un Respiro» II

 

Sin inmutarse, moviendo sus ojos de izquierda a derecha, buscó rápidamente en su memoria aquella voz, aquel acento. Inhaló una y otra vez tratando de olfatear aquella fragancia, esas que personifican a quienes tradicionalmente utilizan las mismas una y otra vez y…

-Mi querido mozo, tome asiento y hablemos de sus vacaciones (sonriendo)

-Reiniciamos bien, pensé me olvidaria! ¿Que puntuación le daría al trato de mi relevo aquí, cuales quejas tiene mi dama?

-Uhmmm! Tengo una imperdonable (Rie)

-Permitame adivinar! A ver… ¿Copa empañada o el café negro con solo dos azúcar?

-Ojalá hubiese sido eso mi adorado! Pero no… Me han confundido a Sabina con Serrat!
-Santo Dios! Grave error!!! Pero, tome en cuenta que ambos empiezan con «S», cabe la disculpa! (Rien)

-Vaya! Vaya! Luce usted muy descansado! Le hizo bien el respiro!

-Sí! Realmente sí! Pero me faltaba algo para que fuese pleno. (Mirándola con picardía).
-Uhmmm! Puedo adivinarle eso si quiere!

-A ver! Inténtelo!

-Extrañaba el corbatín y ese traje negro con blanco que le queda tan elegante! (Rie)

-Ahh! Mi dama, mi querida dama!

-Hablemos seriamente! Que piensa usted de… llamemósle «Tratamiento Emocional». Vamos, active las neuronas que esas vacaciones ya pasaron (Sonriendo).

-Bien, pero antes, ¿Segura que el corbatin era lo que yo extrañaba?

(Rien)
-Sepa usted que hoy no es mi mozo, es… un cliente común igual que yo! Asi que, antes de su respuesta, permítame brindarle una copa de vino, por favor!

-Aceptada mi dama!

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