Primarias Abiertas o Cerradas: El espectáculo

El tema de moda y cual si fuera la gran promesa de cambiar el rumbo del país y encaminarlo por buenos senderos, y por tanto mejorar la calidad de vida de todos los dominicanos, es el hablar de la “Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas”, sólo que lo interesante de esta normativa, al parecer, son los articulados que versan sobre si las primarias internas de los partidos deben ser abiertas o cerradas.

Lo primero a destacar, es que el o los proyectos de Ley que tratan la naturaleza de las convenciones internas de los partidos y agrupaciones políticas, tienen en las gavetas polvorientas de los escritorios del Congreso Nacional décadas y sólo son descubiertas en momentos específicos del discurrir de la vida política dominicana, por lo que evidentemente, se pudiera colegir que responden a intereses particulares o al llamado que se le hace a la población a que se concentre en este tema y no en otros de mayor importancia.

Es tanto el espectáculo, que la discusión de si “abiertas o cerradas”, tiene los mismos protagonistas por décadas. Para el colmo, quienes en el presente se oponen a las primarias abiertas, en el pasado cercano las querían, y lo mismo con las “primarias cerradas”, tanto es así, que los líderes del partido de gobierno y los de la oposición están fragmentados a lo interno de sus organizaciones. El discurso de muchos, es que las primarias abiertas son más afines con la democracia. Los de las cerradas, establecen que habría menos intromisión de terceros. Otros, dicen que no se debe establecer un método único. Desde la acera de la Plaza de la Bandera se escucha decir que se gastan más de cinco mil millones para las primarias abiertas. En los parques, se dice que las primarias cerradas garantizan que los que más recursos tienen se antepondrán a los líderes de las distintas demarcaciones. La Iglesia Católica también dio su parecer y los más cerrados establecen que las abiertas tienen un trasfondo reeleccionista.

Tengo la certeza de que muchos de quienes nos representan en las Cámaras, no le han dicho a sus representados en qué consisten las primarias abiertas o las cerradas. Algunos no lo han hecho porque ni ellos mismos saben. Otros, porque sólo pueden hablar cuando sus superiores políticos les autorizan o cuando el “mito” del hombre del maletín se hace realidad. Por lo que, mientras la atención nacional está centrada en un tema que sólo interesa a la clase política cuya hoja de servicios es de las más cuestionadas de la región, el país se desvanece en el conformismo de un malestar insalvable.

Sin embargo, como dicen que la esperanza es lo último que se pierde, tengo la fe de que se “importantice la formación de talentos y la capacitación de los cuadros políticos y de líderes con reglas claras y principios éticos, capaces de promover y ejercitar la transparencia en el ejercicio político y de representar con amplitud las diversas opciones ideológicas y la pluralidad de sectores de la vida nacional” como bien sugiere el anteproyecto de ley de la Junta Central Electoral.

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