Nota cultural –Recordando el origen de la declaración de los derechos humanos

Un día como hoy, 26 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional Constituyente francesa aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano; uno de los legados más importantes la Revolución francesa (1789  a 1799). Los constituyentes que aprobaron esa declaración se inspiraron en el contenido de la declaración de independencia de Los Estados Unidos de América (1776), así como en el espíritu filosófico del siglo XVIII, producto del movimiento ideológico denominado “La ilustración”.

La declaración de los derechos del hombre y el ciudadano en el fondo excluía a la mujer; situación que provocó malestar entre las mujeres, hasta que una feminista histórica de nombre Olympe de Gouges, en 1791, proclamó la “Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana”. Al paso del tiempo, a raíz de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 24 de octubre de 1945, el mundo dio un giero de 180 grados, y muchas cosas comenzaron a cambiar. En esta dirección, la Asamblea General de la ONU, el 10 de diciembre de 1948, tomando como base la declaración del hombre y el ciudadano, y las observaciones de las mujeres, proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Termino esta nota con un pensamiento de Ramsey Clark, abogado estadounidense defensor de los derechos humanos, cito: “Un derecho no es algo que alguien te da; es algo que nadie te puede quitar».

 

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