LA HONESTIDAD ¡VAYA DEVUELVA ESOS TRES CHELES!

La lucha entre el vicio y la virtud, ha generado ríos de tintas durante siglos. Por un lado los actos reprochables en un momento histórico, suelen volverse positivos en otra época. Paradójicamente, la virtud se vuelve vicio dependiendo de los actores y la cultura del momento.

Como dice la canción Cambalache “Qué falta de respeto, qué atropello a la razón. Cualquiera es un señor. Cualquiera es un ladrón. Mezclado con Stavisky va Don Bosco….”. Se refería el autor a la decadencia de la moral en el siglo XX. Hoy no es diferente, sin embargo, en los años ochentas del siglo pasado consideraba la honestidad como uno de los valores primordiales de la sociedad dominicana.

La virtud de la honestidad marco mi vida, contaba con algo más de ocho años cuando mi padre hizo que regresara a mas de dos kilómetros de la casa, a un colmado donde había comprado algunos productos. Mi padre sentenció ¡Vaya devuelva esos tres cheles, que eso no es suyo! Se refería a que el vendedor al momento de cobrar devolvió tres centavos más de lo que era debido. Ese accionar de mi padre no lo entendí en el momento, pero más de treinta años han pasado y aun me impacta la lección que esas palabras impregnaron en mi vida.

La forma de obtener riquezas materiales, nunca debe ser obviando los valores esenciales de verdad y justicia. El afán de lucro de la sociedad actual ha olvidado que existen valores inmutables en el tiempo-la honestidad es uno de ellos-que de profesar los hombres y mujeres de hoy mantendrían una relación de parejas sin engaños, evitarían ganar dinero sin trabajar, invitaríamos a nuestros hijos a procurar conocimientos antes que dinero-carros, lujos, viajes-solo podrían obtenerse fruto del trabajo honesto.

La honestidad es un valor que debe operar como norte de la vida de cada ser humano, pues ello contribuiría a que los políticos cumplan con las promesas realizadas en sus campañas, los empresarios cumplieran con sus obligaciones tributarias y pagaran sueldos dignos a sus empleados, los jueces fueran honestos consigo mismo y con la sociedad, decidiendo en base a las pruebas y la justicia, los abogados orientaran a sus clientes sobre las debilidades y fortalezas de sus casos, los médicos no especularan con la salud de sus “pacientes”, éstos junto a otros estándares de honestidad que sería imposible enumerar en estas páginas contribuirían a una mejor sociedad.

La cuestionada “Honestidad” del comportamiento de muchos actores políticos sobre sus comportamientos en el pasado, hace pensar que los valores de la sociedad dominicana deben ser revisados. Es de ahí que parte el compromiso que debe tener cada ciudadano consigo mismo y con los demás, es decir, que las acciones del pasado no sean un tormento para el presente y el futuro de la vida del ciudadano. Cuando se actúa de conformidad con los volares esenciales de honestidad y transparencia es innecesario tener que defenderse de cuestionamientos.

Soñar con una clase profesional entre los abogados que sean honestos desde el momento que se están formando en las aulas universitarias, tanto con sus compañeros como consigo mismos, lo hará profesionales honesto con sus clientes y con la ley.

Asimismo la clase política que dirige y dirigirá los destinos de la sociedad cuando sean honesto consigo mismo y con los ciudadanos podrán exhibir ante la sociedad todo lo que han obtenido fruto de su trabajo ante la cosa pública, sin cuestionamientos, pero si alguien osara cuestionar su honestidad tendrán las herramientas para defenderse en cualquier escenario, sin embargo, el hecho de que pretendan obtener el poder a costa de los valores esenciales que deben regir una sociedad, tendrán sobre sus espalda el no poder defender su honestidad cuando surjan cuestionamiento de sectores interesados. La honestidad en el accionar del ser humano contribuiría a una sociedad mas justa para todos.

 

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