LA EDUCACION ALIENADA COMO INSTRUMENTO DE DOMINACION

Alienar, es la enajenación de la voluntad del individuo o del colectivo, para sustituirlo por intereses ajenos al propio sujeto.

La alienación del individuo por las elites que ostentan el poder ha constituido el elemento más importante para mantener el estatus-quo imperante en un determinado momento de la historia. De lo anterior se deduce que mientras más alienado esté el individuo o colectivo con una determinada doctrina, mucho más permanencia tendrá el estatus de los que gobiernan.

Siendo la educación una forma de adoctrinamiento tendente a un fin, es obvio pensar, que un tipo de sociedad se mantiene durante mucho tiempo dirigiendo los destinos de sus conciudadanos, solo cuando logra adoctrinar el mayor número de personas posible, a la vez que logre influir de forma permanente en que deben estudiar o aprehender los sujetos que forman parte del conglomerado. Es así que el imperio romano logra mantener en su época de esplendor, unos seis millones de kilómetros cuadrados bajo su dominio por casi mil años. Para lograr ese estado de permanencia en el tiempo y el espacio los romanos tenían claro que necesitaban mantener un dominio sobre la cultura de los pueblos que dominaban-alienados-.

De forma que a los conquistados le imponían el cumplimiento de sus leyes y la forma en que debían conducirse para no sufrir la persecución de la dictadura de las leyes romanas.
Es así como durante la edad media (476-1453) se desarrollo la época que muchos historiadores consideran más oscura para la humanidad. Aunque mantuvo resquicio hasta el siglo XVIII, sabemos que durante esa época la fe religiosa jugaba un rol determinante en la educación de las personas.

La verdad revelada de la biblia constituía dogma incuestionables para el sujeto, lo que indica que el libre pensamiento se limitaba al adoctrinamiento religioso fruto del estudio de la palabra sagrada. Esto revela que los hombres de Estado debían ser educados por quienes eran los máximos representantes del culto religioso. La cultura y la educación estaba monopolizada por los clérigos, no era necesario buscar la verdad científica, dado que todo estaba revelado por Dios en las “Santas Escrituras”.

Alienar la educación a esa forma de pensamiento era la tarea de los clérigos, como únicos conocedores de la verdad revelada tenían una fuerza moral sobre los demás sujetos que les permitían imponer sus saberes sin cuestionamientos, si alguien osaba cuestionar la verdad de las sagradas escrituras, era perseguido y castigado severamente, ya sea por las autoridades del Estado o la religiosas.

En ocasiones ambas autoridades se concentraban en la misma persona. Por tanto, no había una separación del Estado y la Iglesia, sino, que ambas instituciones se confundían en la misma cosa.

Si durante la edad media se mantuvo la alienación de la educación como medio de dominación, el cambio social del oscurantismo feudal y clerical al renacimiento, el humanismo, capitalismo o socialismo, no representa en modo alguno que la educación haya dejado de ser ese instrumento del que se valen las elites para mantener su poder.

Al contrario, lo que pasa es de un tipo de educación en donde el individuo se educa solo para la supervivencia-edad media-, hacia una educación dirigida para que el individuo sea un instrumento para el desarrollo del patrimonio de las elites-capitalismo-.

En nada cambia para el individuo que se eduque para general riquezas a través de la sumisión a Dios, o que lo haga en base a la sumisión al capitalista, sigue siendo una educación alienada para subyugar al individuo y privarlo de su libertad de pensamiento.

Por lo anterior, tanto ayer como hoy, se educa al individuo con un propósito determinado, evitar el libre pensamiento. En aquella época se lograba a través de la sumisión a los dogmas religiosos y a las verdades reveladas, hoy se logra con la influencia de los medios de comunicación masiva, escuelas, universidades, iglesias, clubes, etc.

Seguimos una educación para subsistir en un medio adverso, donde el tiempo que disponemos no permite desarrollar el libre pensamiento, se limita a que podamos ir al trabajo, universidad y volver a la casa, sin el más mínimo interés por criticar lo que sucede en nuestro entorno. Por ello seguimos tan alienado que incluso pensamos que somos libres, siendo esclavos.

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