EN NOMBRE DE DIOS: EN NOMBRE DE DUARTE

 

 

 


A propósito de conmemorarse el pasado 26 de enero 2020 los 207 años del nacimiento de Juan Pablo Duarte y Diez (26 de enero 1813- 15 de julio 1876), es propicio la ocasión para recordar el legado de uno de los padres fundadores de la República Dominicana como Estado Libre e Independiente.

Según los historiadores más connotados sobre el patricio, Duarte fue un ser humano ejemplar, debido a su abnegación por fomentar los valores fundamentales de la nación dominicana, dado que la República Dominicana fue Nación antes que Estado, de ahí que los elementos fundamentales para configurar un Estado deben estar primero los elementos de cohesión-cultura e identidad-del conglomerado humano-Nación-para lograr el estatus de Estado.

Es Duarte, ese tipo de ser humano que debería imitar cualquier dominicano que pretenda el bien para sus congéneres, pues puso en primer lugar el ideario libertario para todos sus conciudadanos, en detrimento de las validas ambiciones personales que cualquier ser humano tiene como aspiraciones para su propia realización. Puso a disposición de la creación de una nación libre, igualitaria y progresista, su intelecto, salud y fortuna. Es admirable que un ser humano ponga los intereses de los demás como aspiración primigenia en su paso por la vida.

Pero hoy a 207 años de su nacimiento es poco lo que podemos rescatar en la clase dirigente sobre las aspiraciones del creador de la “Trinitaria-movimiento político que sirvió de plataforma a su labor independentista-” sobre el cual cimentó la lucha por la independencia nacional. De hecho una de las frases atribuida a Duarte es profética cuando dice: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”. Ciertamente necesitamos tener juicio para darnos cuenta que en nombre de Duarte, que es lo mismo que en nombre de la República Dominicana han estado conspirando contra el juicio, corazón y salud de la República Dominicana. Con ello no pretendemos realizar una apología de los xenófobos que hablan de fusión de la Isla en un solo Estado. Peor que ello, es hacia donde están llevando a la Nación los que están entregando la soberanía a través de empréstitos irresponsables, entrega de la administración de las fuentes de energías de la nación; descuido de la salud, alimentación, educación. Sin importar como se desangra la nación con la violencia, delincuencia, drogas, etc.

Todo un andamiaje que nos lleva a la desaparición como nación, pues cuando la cohesión social no existe por falta de políticas que aseguren la esperanza para una juventud sana, educada, con oportunidades; la soberanía de la nación está en peligro.

Lo peor es que todo ello se hace en nombre de los padres de la patria. Así en nombre del lema “Dios, Patria y Libertad” nos llevan directo a la desaparición como Nación.

Los mismos que ponen en peligro la soberanía nacional en nombre de Dios y Duarte, acumulan fortunas inimaginables para saciar sus ansias de poder, lujuria y placeres impregnados del pecado original, hacerlo en nombre del bien común. El cinismo de pretender ser defensores de la obra de Duarte y decir que Dios ilumina sus ejecutorias debería ser suficiente para que el infierno sea su seguro refugio cuando ya no estén en esta tierra. Pero son poco creyentes, solo utilizan las creencias de las masas ignorantes para hacer creer que son predestinados para destruir una Nación que solo le ha generado beneficios personales, poco importan las masas. Las masas son utilizadas como borregos al matadero cada vez que necesitan los votos para seguir vendiendo y empeñando la soberanía nacional. Destruyendo la salud, educación y la igualdad de todos en nombre de Duarte y Dios. Deberían estar de rodillas ante la Virgen de la Altagracia por el resto de sus vidas.

Tomar en nombre de Duarte en vano es la peor acción de un creyente en Dios.

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