SER O DEBER SER: TEORIA O PRACTICA EN EL DERECHO

I de III

La Creación o la Evolución; Dios o el Diablo; el Bien o el Mal; el Yin o el Yang; la Física o la Metafísica; la Vida o la Muerte; la Teoría o la Práctica. Parecería que las leyes del universo se encuentran en un constante dilema. Decidir el camino a seguir no es tarea fácil, siempre nos encontramos con alternativas disimiles que podrían ser igualmente validas en un momento determinado.

La tarea de decidir cuando estamos frente a dos alternativas igualmente validas es por tanto una de las cuestiones más acuciantes al enfrentar situaciones de la vida o de las ciencias.

En la ciencias jurídicas este elementos es más evidente que en otras aéreas del saber. El Derecho es quizás la ciencia en donde el dilema del Ser y Deber Ser presentan más claridad. Es la lucha entre la teoría y la práctica del derecho, los juristas escriben maravillas de los conflictos que con el derecho quedaría subsanado, el derecho es por tanto en la teoría la panacea que resuelve todos los conflictos sociales.

El Ser del derecho nos doblega en la práctica que de la ciencias jurídicas hacemos los abogados, jueces, fiscales, defensores.

Es impactante como al salir de las aulas de clase universitarias, nos enfrentamos a situaciones que nunca imaginamos sucederían en la realidad.

Los docentes nos plantean supuestos cuya resolución en las norma legales son claras y precisas, expresan que es el Deber Ser, es decir, lo que debería suceder en el supuesto de hecho, por tanto, en ese aspecto el derecho es predecible-seguridad jurídica-a seguida vemos que en el tribunal el juez decide de forma diferente a como se nos explico en el aula. El fiscal realiza solicitudes diferentes a la que debería solicitar. El defensor se acomoda a la realidad y todos felices.

El juez-docente en las aulas habla de los problemas en los que se verán envueltos los futuros abogados, una vez se hacen abogados van al tribunal donde ejerce sus funciones ese mismo juez-docente, y lo que se observa allí es desconcertante la solución es totalmente distinta a como les explico en el aula de clase. Así se impone prisión preventiva cuando en el aula ese mismo proceso en teoría conllevaba presentación periódica; condena cuando en el aula era absolución; el empleador tiene la razón cuando en el aula la tenía el trabajador; el demandante cuando en el aula era el demandado.

El fiscal-docente le expresa a los estudiantes en el aula cuales son los derechos fundamentales que deben ser garantizados por el Estado, sea en el proceso de investigación o durante el juicio, una vez el abogado egresado observa lo que hace ese docente-fiscal en el tribunal o durante su investigación y no se explica si es la misma persona que fue su docente. Solicita prisión preventiva porque alguien se robo una mata de yuca y garantía económica por un desfalco de mil millones de pesos en contra del Estado, algo que afecta a toda la sociedad es menos importante que el robo de una yuca para saciar el hambre.

Así es como funciona, el derecho desde el punto de vista del SER, solo ha servido para justificar el poder y la arbitrariedad.

El Ser, nos arropa, nos decepciona, nos desespera. En la práctica es la incertidumbre constante sobre cómo resolver los problemas sociales. Cada día nos enfrentamos a esa realidad de las ciencias jurídicas, donde el practicante se enfrenta a las incuestionables incertidumbres del derecho.

El Deber Ser, nos apasiona, nos enamora del derecho como fuente inagotable de servicio a los mejores intereses de la sociedad.

Al final el dilema será decidir si nos conformaremos con el SER, o seguiremos aspirando a llegar al DEBER SER, si lo que cada día compartimos en las aulas con los estudiantes, lo convertimos en realidad en la práctica.

Así la maravillosa vida que podemos encontrar en el DEBER SER del derecho, podemos convertirla en la ciencia de lo justo, seguro, verdadero y coherente. Cuya finalidad es lograr que todos los seres humanos convivan en un mundo impregnado de paz, seguridad y armonía.

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